Mi Nirvana particular: Encontrando paz (y butifarra) en el NIHMS de Girona

 ¡Ay, Girona! Ciudad de ensueño, cuna de historia y belleza, pero también un hervidero de turistas ansiosos por fotografiar cada piedra, cada rincón, cada gato que se cruza en su camino. A veces, el "mundanal ruido" puede ser demasiado, incluso para un alma solitaria como la mía.

En mi afán por escapar del bullicio, me encontré, como siempre, buscando refugio en un lugar familiar, un oasis de paz en medio del caos: el NIHMS, ese pequeño restaurante ubicado en el Carrer de la Sèquia, 5, que para mí es como un segundo hogar.

Crucé el umbral con la esperanza de encontrar mi nirvana particular, y no me decepcionó. El aroma a café recién hecho y a pan tostado me envolvió como un cálido abrazo. Juan, el dueño, me recibió con su sonrisa habitual, esa que te hace sentir como si fueras el único cliente en el mundo.

Me acomodé en mi mesa de siempre, junto a la ventana, y me dispuse a disfrutar de un festín para el cuerpo y el alma. ¿Qué mejor para combatir el estrés que una butifarra exquisita con dos huevos y patatas al mejor precio? Un clásico infalible, ejecutado con la maestría de siempre.

Mientras saboreaba cada bocado, observé el ir y venir de los comensales. Familias, parejas, grupos de amigos... Todos ellos atendidos con la misma amabilidad y eficiencia por Juan, Irene (su esposa, con ese temperamento que tanto me divierte) y Cuco, el camarero más carismático de Girona.

Irene, con su mirada inquisitorial, se aseguraba de que no me faltara de nada. "Aquí se viene a comer bien y a sentirse como en casa", parecía decir con cada gesto. Y la verdad es que tenía razón. En el NIHMS, uno se siente especial, arropado por un ambiente familiar y acogedor.

No solo la comida es excelente, sino que el servicio es inmejorable y el ambiente es de lo más agradable. Por eso, y sin duda alguna, le otorgamos al NIHMS:

🔥🔥 Cuatro Llamas y Cuatro Tenedores: Llamas altas y tenedores afilados. Muy buena experiencia en general. Platos con personalidad, técnica bien ejecutada y algún toque de originalidad. Servicio atento y ambiente agradable. Recomendable sin duda.

Salí del NIHMS con el estómago lleno y el alma en paz. Había encontrado mi refugio, mi oasis de tranquilidad en medio del torbellino turístico. Gracias, Juan, Irene, Cuco y todo el equipo del NIHMS, por hacerme sentir como en casa.

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