La Farinera Restaurant de Girona, un RESTAURANTE CON CLASE

 ¡Aventuras culinarias en Girona! (o cómo sobreviví a una noche de "intenso" terror con el Profesor Boadas)

¡Queridos gourmands! 

Prepárense para un viaje gastronómico lleno de emociones fuertes, sabores exquisitos y... ¿diablos? 

Sí, han leído bien. Acompáñenme en esta crónica de mi visita a La Farinera Restaurant de Girona, una experiencia que puso a prueba mis nervios (y mi paladar) gracias a las ocurrencias del siempre impredecible Boadas.


Nuestra aventura comenzó con una caminata a paso ligero por las calles del barrio antiguo de Girona.

 Boadas, con la excusa de "abrir el apetito", me arrastró a un ritmo casi marcial por callejones oscuros y tétricos.  De repente, al pasar cerca del rectorado, nos topamos con una horda de diablos y diablesas con cuernos rojos,  empuñando vasos de kalimotxo y bailando al ritmo de un reguetón infernal.


"¡Dios me proteja!", exclamé,  horrorizado. "¿Boadas, qué hacemos?".  

Con una calma pasmosa, mi compañero respondió: 

"A ver, 'intenso', son los UNIVERSITARIOS en las fiestas prenavideñas...".  

"Uy, intenso", pensé para mis adentros,  convencido de que se refería a mi perfume de popurrí de Mercadona.


"Son diablos", insistí,  aterrado ante la visión de estas criaturas infernales bebiendo kalimotxo y moviendo las caderas al ritmo del perreo.  

Boadas, ajeno a mi pánico, me aseguró que se trataba de una fiesta universitaria de cara a las fiestas de NAVIDAD.

Con el corazón aún palpitante, continuamos nuestra travesía hasta llegar a un imponente palacio: la Farinera Teixidor, sede del restaurante.  

En ese momento, debo confesar que desconfié de Boadas.  ¿Dónde me habría metido esta vez?


Afortunadamente, mis temores se disiparon al cruzar el umbral.  

El interior era acogedor, con una decoración elegante y un ambiente cálido.  

Nos sentamos a la mesa y fuimos recibidos por uno de los dueños, quien nos atendió con una profesionalidad y amabilidad que, lamentablemente, escasean en el sector.

¡Qué alegría encontrarse con profesionales que aman su trabajo!

El primer plato llegó como una explosión de sabor.  

Cada bocado era una experiencia única, un deleite para el paladar.  

El chef, el otro socio del restaurante,  cuidaba cada detalle con mimo,  saliendo incluso de la cocina para dar el toque final a cada plato.


Las alcachofas estaban sublimes, el canelón de trompetas de la muerte (otro susto para mi pobre corazón) era perfecto.  Cada plato era una sinfonía de sabores y texturas, una obra maestra de la gastronomía.

Y lo mejor de todo: sin prisas.  En La Farinera, el tiempo parece fluir a un ritmo diferente.  Los dueños, con una discreción exquisita, observan desde la distancia, como una sutil melodía de Bach,  permitiendo que los comensales disfruten de la experiencia sin presiones.

La Farinera, bajo la visión de Pau García, Cristina Saubí, el Chef Jaime y Martí, se perfila como un hito gastronómico no solo en Girona, sino en toda la provincia. Su propuesta innovadora y acogedora promete redefinir la experiencia culinaria, ofreciendo una propuesta gastronómica impecable que cautivará a paladares exigentes. Este proyecto es una muestra clara de la pujanza de la escena gastronómica gerundense y se posiciona como un referente obligado para todos aquellos que buscan sabores auténticos y una atmósfera única.

Cinco Llamas y Cinco Tenedores:

¡Incendio en la cocina! (Pero del bueno).  La Farinera Restaurant es un festín para los sentidos.  Experiencia sublime, servicio impecable, técnica perfecta y creatividad desbordante.  Un lugar para volver una y otra vez (el bolsillo lo permite).  

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